18 ene 2019

De 2009 a 2019 y más allá

Por si has vivido apartado de las redes sociales, estos días está de moda el "10 year challenge", donde todo el mundo está invitado a compartir cuánto ha cambiado en 10 años. Puedes perder un rato en instagram (https://www.instagram.com/explore/tags/10yearchallenge/) viendo la creatividad de la gente.
A nadie le importa qué cara tenía hace diez años (un solo dato: barba) pero estos 10 años han sido para mí los de mayor crecimiento como artista. De hecho, tan solo el 2018 ha sido un año de lo más provechoso, y el futuro inmediato solo pinta mejor.

En 2009 tomé la decisión de tomarme un año sabático para dibujar cómics, y me propuse no volver a dejar de hacerlo. Retomé mi novela gráfica, que terminé y publiqué tres años después. Terminé el número 4 de Huérfanos. Y luego el 5. Y luego los recopilamos todos en un volumen y los presentamos en Gotham. Y terminé otro número dos años después. Aprendí ilustración digital en la Escola Joso de Barcelona, donde luego estudié dos años de cómic. Cambié el papel y la tinta por una Wacom y el Manga Studio. Y este último año llegó la aventura del color. Y el festival de AngoulemeY luego mi nueva escuela.

Y entonces en 2018 tras haber completado tantos proyectos decidí ponerme un nuevo reto. Ser un profesional. Llamar la atención de algún editor para que me tomara en serio, se atreviera a apostar por mi trabajo, y me pagara dinero por él. Aunque difícil, sé que era posible. En la escuela Joso conocí a varios artistas que llevaban tiempo trabajando para el mercado americano o el francés y que empezaron así, enviando muestras a editoriales, persiguiendo a editores en convenciones, dando la chapa a todo el que se pusiera delante. Y por supuesto, lo más importante era elevar la calidad de mi trabajo. Ya no puedo permitirme hacer concesiones, si quieres jugar en las grandes ligas tienes que estar a la altura. Cada detalle, cada herramienta, cada proceso ha de estar cuidado. Es cierto que los profesionales cometen errores y toman atajos constantemente - pero ellos ya están dentro. Si quiero entrar, voy a tener que hacerme notar.

Para este reto, elegí desarrollar un proyecto que llevaba en mente desde hacía un tiempo. Como pasó en su momento con mi novela gráfica, empezó como algo relativamente pequeño y ha terminado convertido en mi proyecto más ambicioso: 3 tomos de unas 50-60 páginas cada uno, en formato europeo, y a color. Aunque la historia aún está en proceso, ya he publicado las primeras páginas como teaser, que son las que envié a varios editores para picar su interés.

Mi otro proyecto de este año partió de una idea incluso más peregrina, que nadie se tomó demasiado en serio cuando la expliqué, pero que a todo el mundo que se ha molestado a leer mi propuesta se ha mostrado como mínimo intrigado. estoy en proceso de enviarla a varios editores (dada la temática, en este caso solo españoles), y tengo cierta confianza en que a alguien le va dar una oportunidad, aunque solo sea por molestar.

Esa es ahora mi batalla, que de momento no ha dado fruto (ya sabía que era una carrera de fondo) pero al menos un par de editores se han dignado a contestar para decir que no, animándome a seguir intentándolo. Que en el punto en el que estoy, es lo mínimo que espero.

Para proponerse poner tu trabajo ahí fuera, ponerlo en manos de los editores, exponerse al rechazo y la crítica, hace falta algo de lo que ni a mí ni a mi co-guionista de Huérfanos Enric Pujadas (que ya tiene un libro y un cómic publicados) nos ha faltado: motivación. No entiendo a los artistas que se quejan de no estar dibujando (o escribiendo, o componiendo o lo que sea) porque no están motivados. Para mí eso no son artistas ni nada: Igual que mis ex-compañeros del curso de color digital en la Joso, son solo vagos quejándose.

Una de mis experiencias más reveladoras este año fue la de exponer mi trabajo en un grupo de Facebook dedicado a poner en contacto equipos creativos para hacer cómics, con la intención de encontrar algún guionista necesitado de dibujante, a ver si además de mis propios proyectos, podría desarrolar una idea ajena para diversificar mis opciones.

Los resultados fueron un poco desoladores. Me pasaron un único guión completo, de un autor que reconocía no leer cómics (lo cual le descualificó automáticamente). E irónicamente, se trataba de la mejor historia, porque las demás, además de venir de aficionados que reconocían no escribir nada a menos que alguien lo fuera a dibujar (en serio, qué le pasa a la gente), o me lo enviaban con retraso o no tenía ni pies ni cabeza como proyecto, cuando no tenía incluso faltas de ortografía. Respecto a mi propósito de profesionalizarme, parte del proceso pasa por ser tan exigente con el trabajo de los demás como con el mío (si no más), y si un editor no me va a pasar mis limitaciones ni mis retrasos, decidí no pasárselas a ninguno de los candidatos que consideré.

Por suerte cerca del final de año llegó Enric al rescate con un nuevo número de Huérfanos. Que además de disfrutar como siempre de leerlo, lo aprecié más si cabe por comparación con los saldos que me hicieron llegar los otros. Así que me apresuré a poner el proyecto en marcha, esta vez en color. Como prueba, coloreé una página de mi anterior historia corta de la navidad anterior, y yo al menos la veo por buen camino.
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Este 2018 fue también especial por un par de encuentros que tuve en el pasado salón del cómic de Barcelona. Además de tener oportunidad de conocer en persona, y obtener la firma, de varios autores a los que admiro (Matt Fraction, Kelly Sue DeConnick, David López, El Torres) tuve ocasión de tener un par de breves conversaciones que a mí al menos me dieron un chute de motivación. Le mostré el volumen 1 de Huérfanos a El Torres, por cuyas manos ha pasado el trabajo de varios distinguidos dibujantes, y pude ver por su expresión que no tenía costumbre de ver tantas páginas por parte de un aficionado (una reacción a la que ya estoy acostumbrado), y apreció la evolución palpable de la calidad gráfica, algo que al menos a mí me sirvió de validación. El otro encuentro lo tuve con la guionista americana Kelly Sue DeConnick, de cuyo trabajo soy muy fan, sobre todo de su Bitch Planet, y después de una excelente mesa redonda, tuve ocasión de abordarla para plantearle mis dudas sobre la idea que he empezado a desarrollar en mi proyecto Femtropy. Su respuesta, animándome a tomar la temática con respeto y humildad, fue lo más parecido a una bendición que he recibido como artista.

Pero si el 2018 ha supuesto un progreso para mí en algo ha sido en la reacción de la gente a mi alrededor. Mis amigos, familia, compañeros de trabajo - cuando le he contado a todo el mundo que he empezado a enviar mis muestras a editores, en varias ocasiones me han preguntado "¿y qué vas a hacer si te contratan?". Puede parecer una pregunta inocente, pero para mí lo significa todo. Nunca antes se había tomado antes en serio la posibilidad de que me publicaran. Varios años atrás nadie me tomaba en serio cuando decía que quería trabajar haciendo videojuegos, y ya llevo 15 años en el sector. Nadie se creía que terminaría una novela gráfica de 180 páginas. Nadie apostó porque seguiríamos haciendo Huérfanos 17 años después.

Yo no lo creía. Yo lo SABÍA

Y por eso seguimos aquí, 10 años después. Y los que me quedan.