16 ago 2015

Huérfanos Volumen 1 - Últimas palabras

(Originalmente, esta iba a ser el artículo que cerraba el volumen 1 de Huérfanos, que presentamos el pasado mes de junio. Pero con buen criterio, mi pepito grillo particular y la sazón guionista Enric Pujadas me convenció de que dejaba un regusto un poco amargo para el final de un hito como éste, así que lo publico ahora aquí como reflexión final a lo que ha significado para nosotros, llegar al final de este primer ciclo de Huérfanos, y lo que nos espera en el futuro)

Cuando publiqué mi novela gráfica hace dos años, expliqué que la fuerza que me empujó a trabajar durante tanto tiempo en un proyecto como aquel, arriesgado, ambicioso, y sobre todo extenso, fue una especie de pasión rayando en la obsesión. Aquellos personajes se enquistaron tanto en mi mente que no tuve otra forma de exorcizarlos que contar su historia, y de esta forma conjurarlos de una vez por todas.

Mi historia con Huérfanos es muy diferente. Este proyecto surgió de una idea casi inocente: la de mezclar dos géneros tan aparentemente alejados como los superhéroes y el horror sobrenatural, con un poco de las historias de adolescentes aventureros que leíamos en nuestra infancia, y la audacia añadida de ambientar esta fórmula en un lugar tan improbable como Mallorca, nuestra tierra. Pero aquella idea ha evolucionado en algo que va mucho más allá de nuestra afición por hacer cómics cercanos a nuestra experiencia y a nuestras aficiones.

Huérfanos nació como un fanzine, uno de aquellas pequeñas publicaciones autoeditadas que solíamos crear usando medios rudimentarios, y destinados a un público más bien escaso, formado casi íntegramente por nuestros amigos y familiares. A lo largo del tiempo, aquel fanzine ha saltado a la red, se ha abierto a nuevos públicos, y de aquellos medios rudimentarios hemos pasado a realizar nuestra obra digitalmente, publicada directamente como webcomic. 14 años dan para mucho, y este proyecto ha crecido y madurado mucho más allá de lo que habríamos podido imaginar en aquel lejano 2001 en el que le dimos vida.

Empezando por su propia supervivencia.

Huérfanos es una obra excepcional por al menos una razón objetiva: muchos autores aficionados se lanzan a crear proyectos similares cuando son jóvenes y disponen de un entusiasmo inagotable y un mundo de posibilidades. Pero la gran mayoría de esos proyectos mueren jóvenes, y jamás superan sus primeros números, a veces incluso sus primeras páginas. Alguien nos dijo que el 5 es el número mágico que marca la línea entre un proyecto amateur fallido y una obra consolidada. Y Huérfanos acaba de superar esa línea mágica, 14 años después de arrancar.

Pero 14 años es muchísimo tiempo. Puede parecer una hazaña épica mantener la ilusión en un proyecto de juventud durante tanto tiempo, superando no solo el cansancio natural, sino también los cambios vitales de sus autores. Nuestra vida ha cambiado durante todo este tiempo. Y me refiero a cambios profundos. Yo me mudé de Mallorca a Barcelona, donde empecé una nueva vida, me casé y autoedité mi novela gráfica, un viejo sueño de juventud. Enric también se casó, fue padre, e hizo realidad su sueño de publicar su primer libro de aventuras, Historia de dos pingüínos, que creo que será solo el principio de una carrera editorial de éxito.

Y mientras todos estos eventos cambiaban nuestras vidas para siempre, Huérfanos seguía adelante, como congelado en el tiempo, con su relato ambientado en el mismo año en el que nació. Y todo, como habéis podido comprobar, para apenas empezar a esbozar el principio de la historia que queríamos contar. Creo que hemos construído un universo apasionante, pero si esto fuera una partida de ajedrez, se podría decir que nos hemos tirado todo este tiempo solo para colocar las piezas sobre el tablero.

Pero 14 años no pasan en balde. No solo hemos crecido en años sino también, o eso me gusta creer, en madurez. Y sobre todo, he aprendido a juzgar mi propio trabajo como dibujante con un espíritu crítico. Y este Huérfanos, junto con La canción de la lluvia (que dibujé con guión de Jaume Albertí en 1995) y mi propia novela gráfica Una piscina de mierda en el infierno (publicada en 2013) son objeto constante de revisión por mi parte, para apreciar tanto lo que he logrado y aprendido con estos trabajos, como sobre todo lo que me queda por aprender.

Ya hace mucho tiempo que este cómic, con el resto de mis proyectos en este medio, han trascendido la categoría de afición, para convertirse en algo más. Se trata de verdaderos trabajos de amor, historias y personajes en los que pongo tanto cariño como otras personas en su familia, una causa solidaria, o el trabajo de sus sueños.

Y ahí, me temo, reside el problema.

Y es que yo ya tengo una familia, y un trabajo, y ambos necesitan lo mejor de mi. Y por desgracia, aunque nada me haría más feliz, dibujar cómics no es mi profesión. Es una actividad que me entusiasma, que me apasiona, y que me llena, y en la que podría a llegar a tener una habilidad y una calidad que me permitiera convertirla en una profesión, y quizás llegar a ganarme la vida con ella.
Pero esa no es ahora mismo mi realidad. Ya hace seis años que tomé la decisión de dejar de trabajar durante un tiempo para dedicarme tan solo a dibujar. Pero desde entonces he aprendido que este es un negocio muy duro. El del cómic es un mercado difícil para los propios profesionales, y poco menos que una jungla para todos los demás. Se trata de un sector donde literalmente miles de aspirantes buscan hacerse un hueco a través de fanzines, webcomics, proyectos financiados por crowdfunding y toda clase de trabajos en sectores tan diversos como la publicidad, el diseño gráfico, o la ilustración de encargo para toda clase de eventos.

He conocido en Barcelona a muchos jóvenes procedentes de escuelas de ilustración o cursos especializados, y por tanto con una formación y un método rigurosos, y con ello, una extraordinaria calidad en sus resultados. Y a través de mi trabajo como desarrollador de videojuegos he podido conocer el caso de muchos grafistas que probaron fortuna con el cómic de forma infructuosa, antes de aceptar que esta es una carrera en la que muchos son los llamados pero pocos los elegidos.

Y si eso es cierto para jóvenes con formación específica en el mundillo del cómic y la ilustración, qué decir de los que estamos aquí prácticamente como intrusos.

Es por eso que quiero aprovechar este espacio para reconocer una obviedad, y es que a pesar de toda mi pasión y entusiasmo, y de mi amor por este medio, esta no es mi profesión. Y que para que pudiera llegar a serlo, tendría que invertir tiempo, esfuerzo y recursos, una inversión que hasta ahora no había estado dispuesto a hacer.

Hasta ahora. Por que a partir de este próximo mes de octubre, concretamente, empezaré el curso de cómic de la Escuela Joso de Barcelona, donde además de profesores expertos y profesionales de la industria, tendré la oportunidad de intercambiar impresiones y criterios con otros estudiantes (con toda probabilidad, muchos años más jóvenes que yo) con los que espero sentir una conexión que hace tiempo que ansío en el solitario placer de dibujar cómics, una actividad que he tenido que vivir en la intimidad de mi estudio sin apenas contacto humano.

Dicho esto, y para que nadie se asuste: no voy a dejar de dibujar Huérfanos. Antes al contrario, Enric ya ha escrito el número 6, y yo ya he empezado a esbozar algunas páginas. La verdad es que me gusta demasiado, quiero saber cómo continúa tanto como vosotros, y se trata de un proyecto por el que tengo demasiado cariño.

Pero no tengo ninguna duda de que, tanto por mis circunstancias como por mi inminente nueva experiencia formativa, mi estilo de dibujo, y mi forma de narrar, van a ser muy diferentes a partir de ahora. Voy a dedicarme a explorar otros estilos, a buscar lo esencial, sin abrumar al lector con detalles y efectos recargados. Entre mis muchos puntos débiles están la composición y la anatomía, y ninguna cantidad de rayas puede compensar esas deficiencias. En cambio, mi punto fuerte es la narrativa, y eso es exactamente lo que quiero que sea el foco de mis comics a partir de ahora.

Por lo tanto, esto no es ninguna renuncia. Me siento profundamente orgulloso de todos mis trabajos, desde los primeros cómics que hice con 8 años en hojas de cuaderno, hasta este último tomo de Huérfanos, que marca un hito difícil de igualar.

Pero a partir de ahora, voy a invertir tiempo en formarme, con la intención de tratar de llegar a tener la calidad, o al menos las herramientas, de un ilustrador de nivel profesional, ya que de lo contrario, esta es una carrera que estoy condenado a perder contra adversarios que cuentan con mucho mejores capacidades.

En vez de tratar de forzar mi estilo de dibujo hasta un nivel que ahora mismo está fuera de mi alcance, voy a dedicarme a contar historias. Porque como llevo demostrando desde hace 30 años, eso es algo que sé hacer muy bien.

Y espero seguir contando con vosotros para disfrutarlas.
M.A. Garcías
Barcelona, Agosto 2015


Huérfanos (2002-) es un cómic de fantasía y horror ambientado en Mallorca y protagonizado por jóvenes con poderes sobrenaturales. Puedes leerlo gratuitamente como webcomic en español (dreamers.com/huerfanos) y en inglés (huerfanos.webcomic.ws). Los cinco primeros capítulos se han editado en junio de 2015 en un volumen recopilatorio, que puedes conseguir a través de Lulu.com, Amazon.com o directamente a los autores: huerfanos@hotmail.com

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