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Leer cómics: ¿en papel o en digital? He aquí la cuestión.
Desde que me he
pasado a leer cómics digitales en mi tableta, me preguntan con
cierta frecuencia si no resulta una experiencia más fría que la de
leer cómics en papel de toda la vida. Ya me lo preguntaban antes
cuando me pasé a leer libros casi exclusivamente en mi Kindle. Pero
se ha convertido en una pregunta mucho más relevante desde que hace
varias semanas me deshice de casi toda mi ingente colección de
cómics impresos, acumulada durante 25 años, hasta que decidí
vender, regalar o donar el 90% de ese material, y quedarme con apenas
una pequeña selección de ejemplares en grapa.
Los restos del naufragio
La reacción
mayoritaria a mi decisión (además de la satisfacción de los
agraciados a quienes tocó una parte del botín) fue de una cierta
confusión: sobre todo ahora que estoy más comprometido que nunca
con mi carrera de dibujante, ¿no debería tener especial interés en
conservar mis viejos cómics, con los que se forjó mi pasión por el
medio? Y mi sencilla respuesta causa normalmente más confusión: “es
que los conservo, solo que en soporte electrónico”. Lo cual lleva
a la objeción definitiva y sin posibilidad aparente de rebatir. “Ya,
pero no es lo mismo”.
Y por eso me veo
obligado a responder. Es cierto, no es lo mismo leer libros y cómics
en digital que en papel. En mi caso, es mucho mejor.
Para empezar está
el tema del espacio. Mi capacidad de almacenamiento es muy limitada
desde que vivo en Barcelona, y después de 7 años manteniendo mis
viejos cómics en depósito en casa de mi hermano en Mallorca, la
posibilidad de traérmelos parecía remota.
Luego está el tema
de la accesibilidad. El volumen de cómics y libros que puedo cargar
en mi tablet o en mi kindle resulta impensable de llevar a cuestas si
se tratara de volúmenes físicos. Y aunque solo se tratara de llevar
encima mi lectura actual, la descarga de contenidos desde internet,
en cualquier lugar donde disponga de conexión (que hoy en día es
casi cualquier parte) lo hace un medio incluso más conveniente.
En definitiva, se
trata de un medio tan práctico para leer cómics, que gracias a él
he leído más cómics en los últimos seis meses que en los seis
años anteriores. Y gracias al acceso a una mayor cantidad de
contenidos del que habría tenido acceso en papel (sobre todo porque
lo leo casi todo en inglés) he podido leer y descubrir cómics que
de otra forma nunca habrían conocido.
Es cierto que a
veces la pantalla resulta pequeña para apreciar ciertas páginas en
su totalidad, que no es lo mismo deslizarse por una página que verla
de golpe, que el tacto del papel tiene una magia especial para los
lectores de mi generación, que un cómic digital es un regalo muy
impersonal, o que mi librero favorito Jaume Albertí tendría que
cerrar su negocio si todos sus clientes fuera como yo. Pero puedo
vivir con esos inconvenientes a cambio de todas las ventajas (y por
suerte para Jaume, la mayoría de aficionados siguen leyendo y
comprando cómics impresos).
Y luego está, claro, el tema del precio. Poneos el parche y preparaos para izar la Jolly Roger, porque entramos en aguas de piratas.
No tengo ningún
problema en reconocer que no he pagado por muchos de los cómics
digitales que he leído últimamente. Igual que no tengo problema en
reconocer que no he pagado por las series de televisión que estoy
siguiendo. Y lo reconozco sin ningún remordimiento porque el
servicio del que estoy disfrutando de forma (técnicamente) ilegal no
está disponible de ninguna otra forma.
Todos los
miércoles, día en el que se ponen a la venta los nuevos cómics, en
particular de las tres grandes editoriales americanas (DC, Marvel,
Image), puedo acceder desde una página única a la descarga de estos
nuevos números apenas unas horas desde que se encuentran
disponibles. Se trata de versiones digitales en alta calidad, libres
de protección electrónica, de todas las editoriales americanas o
que publican en inglés, y que puedo leer en mi dispositivo de
lectura preferido (PC, web, tablet) con la aplicación que yo quiera
y sin limitaciones. Y la cuenta de Twitter de la página en cuestión
me mantiene informado de todos los nuevos contenidos, tanto novedades
como recopilaciones de cómics más antiguos.
Y por supuesto, al
imbatible precio de cero euros.
El debate sobre la
piratería de contenidos digitales ya es viejo, y en otras industrias
ya empieza a estar incluso superado. Las descargas piratas de cine,
series, música o videojuegos supone todo un canal de distribución
alternativo que supera con mucho al oficial. Por supuesto que todo el
mundo prefiere tener el contenido gratis que pagar por él, y ¿por
qué vas a pagar por algo que puedes tener gratis? No es como si lo
estuvieras robando, después de todo. Al contrario que los soportes
físicos, los soportes digitales pueden replicarse y transmitirse
infinitamente, sin pérdida de calidad, y sin perjuicio para el
original. Eso es copiar, y copiar no es robar, ¿verdad?
¿Y qué pasa con
los autores? ¿Es que ellos no tienen derecho a que pague por leer el
resultado de su trabajo? ¿Es que a mí me gustaría que me lo
hicieran? Pregunta fácil para mí, por supuesto, ya que yo como
autor tengo todo mi material disponible en versión digital de forma
gratuita, y mi problema no es que la gente se descargue mis
contenidos sin pagar por ellos, sino que no se los lean en absoluto.
Pero claro, yo no
me dedico a esto profesionalmente. Si lo hiciera, tendría que hacer
como el resto de autores y vender originales, dibujar encargos y
trabajar en publicidad, diseño, formación u otras chapuzas con las
que generar unos ingresos decentes al mes – a excepción de los
Robert Kirkman que han tenido la fortuna de publicar una obra cuyos
derechos han generado productos audiovisuales de enorme éxito, y con
ello millones de dólares en royalties; y yo que me alegro por ellos,
y espero algún emularlos, pero esto, claro está, no es la norma.
La realidad es que
el mercado de contenidos digitales está en constante evolución, y
muchas industrias han aceptado la pirateria como parte del sistema, y
han buscado fórmulas para seguir financiándose: véase todo el
product placement en las series de televisión que nos descargamos
sin publicidad, el mercado de videojuegos “freemium” a los que
podemos jugar gratis y que se financian con compras de recursos
virtuales dentro del juego, servicios de suscripción como Spotify o
Kindle Unlimited donde por una suscripción menusal puedes acceder a
contenidos ilimitados.
En el caso de los
cómics, existen plataformas y servicios de suscripción como Marvel
Unlimited, Comixology o Scribd. Cada uno tiene sus ventajas e
inconvenientes. Ninguno tiene todas las novedades a la vez que en
papel, dependiendo del criterio de cada editorial (que aún tiene en
las ventas directas su prioridad), o usan formatos propietarios,
restringidos a su propia aplicación de lectura. Y en la mayoría de
casos, el precio del cómic digital no es mucho más barato (¡o es
exactamente el mismo!) que el de la edición impresa, algo que
personalmente no me entra en la cabeza.
Supongo que las
editoriales cuidan a sus clientes y distribuidores, y apostar por el
mercado digital significaría apostar contra sí mismos. Supongo que
mientras las cuentas cuadren, y las posibles pérdidas derivadas de
la piratería se puedan cubrir con los beneficios del merchandising,
películas y series de televisión, las cosas no van a cambiar mucho.
La verdad, no conozco bien cómo funciona el mercado editorial, ni el
resto de aficionados, pero sí que puedo dar aquí cuenta de mi
experiencia.
Y mi experiencia es
que desde que he descubierto la facilidad de leer cómics digitales
descargados gratuitamente, gasto mucho más en cómics impresos de lo
que había gastado en años. Las descargas ilegales me han permitido
descubrir obras y autores de los que no habría sabido nada de otra
manera, y poder leer una obra completa antes de pagar ciegamente por
ella es la mejor forma de garantizar la mejor inversión de tu
dinero. La mayoría de los cómics que leo, sinceramente, no volveré
a leerlos nunca, y después de mi experiencia reciente de deshacerme
sin remordimientos de cómics que compre y leí una sola vez en 25
años, la idea de volver a hacerlo resulta poco atractiva.
Si DC, Marvel,
Image, Dark Horse, IDW, Boom, Dynamite, y otras editoriales de las
que he leído material pirateado, y por el que no habría pagado de
otra forma, pusieran sus contenidos en servicios de suscripción
donde por un precio razonable (unos 15-25 dólares al mes) pudiera
leer cualquier título de su catálogo, descargarlo en un formato
abierto, leerlo en mi aplicación preferida, y tenerlo disponible el
mismo día que la edición impresa, pagaría por él sin pensarlo dos
veces. Igual que lo haría por un servicio que me permitiera ver
todas las series de televisión que me descargo al día siguiente de
su emisión americana (sin cargo de conciencia alguno ya que en casa
pagamos por un servicio de televisión digital donde se emiten muchas
de esas mismas series). Y cuando descubriera títulos que realmente
deseara releer y conservar, pagaría de muy buen grado por tenerlos
en edición impresa. No tienes que creerme, ya lo he hecho antes.
Recientemente pagué
25 dolares por un Humble Bundle de cómics Image, la mayor parte de
cuyos beneficios se destinaban a una causa benéfica. Me parece un
precio más que razonable por la excelente selección que incluía, y
lo pagué de buen grado a pesar de ya disponer por otros canales
muchos de esos títulos (algunos en papel). Por culpa de esa compra,
tres series que de otra forma no habría conocido tienen un lugar
reservado en mi estantería (hablaré de ellas más adelante).
Igual que se ha
hecho en otras industrias, dejemos las cosas claras: la piratería no
genera pérdidas. Los piratas no pagan por ningún contenido, y si no
estuviera disponible ilegalmente, no lo consumirían. Los piratas no
somos los que disfrutamos de nuestro arte favorito (y vale para los
cómics como para la música, el cine, la televisión o cualquier
otro contenido) tanto que queremos disfrutar de él todo lo que
podamos – incluso descargándolo gratuitamente, a falta de otra
fórmula. Al contrario que el pirata, el aficionado valora el
contenido que descarga, igual que el usuario de una biblioteca valora
los libros a los que accede gratuitamente. Y es solo una cuestión de
tiempo que se convierta en un cliente de pago.
Si no me crees,
visita panelsyndicate.com donde puedes descargar y la extraordinaria
serie The Private Eye de Brian K. Vaughan, Marcos Martín y Muntsa
Vicente por el precio que tú quieras, incluso 0 euros, que va
íntegramente a los autores. Un modelo de negocio que algunos han
calificado de caridad, pero que ha demostrado ser perfectamente
viable.
Pero quién va a
pagar por algo que puede tener gratis?
Pues yo mismo.
Después de leer los 10 números de la serie, volví a la web y pagué
20 dólares por el mismo contenido que ya había descargado
gratuitamente.
¿Por qué lo hice?
Porque es así de
bueno, por eso.
Y así, con
material de calidad y accesible, es como se combate la piratería.
–
Reading comics: print or digital?
That's the question.
Since I've been reading digital
comics on my tablet, quite often I get asked whether it does feel
colder than the lifelong experience of reading comics on paper. They
already asked me about it before, when I went to read books almost
exclusively on my Kindle. But it has become a much more relevant
question since a few weeks ago, when I got rid of most of my vast
collection of print comics, accumulated over 25 years, until I
decided to sell, give away or donate 90% of the material and keep
just a small selection of comic books.
The remains of the disaster
The majority reaction to my decision
(in addition to the satisfaction of the winners who got a part of the
loot) was of confusion: especially now that I am more committed than
ever to my career as a cartoonist, shouldn't I have special interest
in keeping my old comics, which forget my passion for the medium in
the first place? And my simple answer is usually cause of more
confusion, "I actually keep them, only in digital form."
Which leads to the final objection with no apparent chance of
challenge. "Yeah, but it's not the same."
And so I am compelled to respond.
It's true, is not the same reading books and comics in digital form
than on paper. In my case, it's much better.
For starters there is the issue of
space. My storage capacity is very limited since I live in Barcelona,
and after 7 years keeping my old comics on deposit at my brother's
house in Mallorca, the chances of bringing them over seemed pretty
unlikely.
Then there is the issue of
accessibility. The volume of comics and books that I can carry on my
tablet or my kindle is unthinkable to carry around if it were
physical volumes. And even if I were only to carry my current
reading, downloading content from the internet, wherever connection
is available (which today is almost anywhere) makes it an even more
convenient way.
In short, it is a very practical way
to read comics, thanks to which I've read more comics in the last six
months than in the six years before. And since I have access to more
content than I would have had on print (especially since I read
almost everything in English) I have found and read comics that I
would otherwise never have known.
It is true that sometimes the screen
is too small to appreciate certain pages in full, that it's not the
same to slide down a page as to see it all at once, that the feel of
paper has a special magic to the readers of my generation, that
digital comics make a very impersonal gift, or that my favorite
bookseller Jaume Albertí would have to shut down his business if all
customers were like me. But I can live with these problems in
exchange for all the advantages (and luckily for Jaume, most fans
still buy and read print comics).
And then there is, of course, the
price tag. Put on the patch and get ready to hoist the Jolly Roger,
because we're setting sail for pirate seas.
I have no problem to admit that I
have not paid for many of the digital comics I've read lately. As I
have no problem to admit that I have not paid for the TV shows I'm
following. And I admit without any remorse because the service I'm
enjoying so (technically) illegally is not available in any other
way.
Every Wednesday, when new comics are
put on sale, particularly from the major American publishers (DC,
Marvel, Image), I can access a single page to download these new
issues just a few hours after they are made available. These are
digital versions with high quality, free of any electronic
protection, from all American publishers, or who publish in English,
and I can read them in my favorite reading device (PC, web, tablet)
with whatever application I want without limitations. And the Twitter
account of the page in question keeps me informed of all new content,
both new issues and compilations of older comics.
And of course, at the unbeatable
price of zero euros.
The debate on piracy of digital
content is old, and in other industries is beginning to be even
surpassed. Pirated downloads of movies, series, music or video games
is a whole alternative distribution channel that reaches far beyond
the official. Of course everyone would rather have the free content
than pay for it, and why would you pay for something you can get for
free? It's not like you were stealing, after all. Unlike physical,
digital media can be replicated and transmitted infinitely without
loss of quality, and without prejudice to the original. That's
copying, and copying is not theft, right?
And what about the authors? Arent't
they entitled to get paid for my reading the result of their work?
Would I like it if they did it to me? Easy for me to answer, of
course, since as an author I have all my material available in
digital version for free, and my problem is not that people download
my content without paying for them, but that they don't read it at
all.
But of course, I'm not working on
this professionally. If I did, I would have to do like the rest of
authors, and sell originals, draw commissions and work in
advertising, graphic design, teaching or other jobs to generate a
decent monthly income - with the exception of the Robert Kirkmans who
have had the fortune of publishing a book whose rights have generated
hugely successful audiovisual products, and thus millions of dollars
in royalties; And I'm happy for them, and I hope to emulate them some
time, but this, of course, is not the norm.
The reality is that the digital
content market is constantly evolving, and many industries have
accepted piracy as part of the system, and have sought ways to
continue financing themselves: check all the product placement in TV
shows we download without advertising, the video game "freemium"
marketplace where you can play for free and optionally purchase
virtual resources within the game, or subscription services such as
Spotify or Kindle unlimited where a monthly subscription fee grants
you access to (almost) unlimited content.
In the case of comic books, there
are platforms and subscription services such as Marvel Unlimited,
Comixology or Scribd. Each has its advantages and disadvantages. None
has all new issues available the same day as on print, depending on
the criteria of each publisher (which still have direct sales as
their priority), or they use proprietary formats, or they are
restricted to their own reading application. And in most cases, the
price tag of digital comics is not much cheaper (or it's exactly the
same!) than the print edition, something I personally can not my head
around.
I guess publishers care for their
customers and distributors, and betting on the digital market would
mean betting against themselves. I suppose that as long as the
numbers add up, and possible losses from piracy can be covered with
the benefits of merchandising, films and TV shows, things will not
change much. I really don't know well how the publishing market
works, or what other fans think, but I can give an account of my
experience here.
And my experience is, since I have
discovered how easy it is reading digital comics downloaded for free,
I've spent much more in print comics in months than I had spent in
years. Illegal downloads have allowed me to discover works and
authors that I wouldn't have heard of otherwise, and reading a
complete book before paying for it blindly is the best way to ensure
the best investment of your money. Most comics that I read, honestly,
I will never read again, and after my recent experience of getting
rid without remorse of comics I bought and read once in 25 years,
the idea of doing it again is not appealing.
If DC, Marvel, Image, Dark Horse,
IDW, Boom, Dynamite, and other publishers whose material I've read illegally, for which I wouldn't have paid otherwise, put their content
on subscription services where for a reasonable monthly price ($15-25
per month) I could read any title in their catalog, download it in an
open format, read it in my preferred application, and have it
available the same day as the print edition, I'd pay for it without
thinking it twice. Just as you would for a service that would allow
me to see all the TV shows I download the day after its American
release (without any remorse since I pay at home for a digital TV
service where I could watch many of the same shows). And when I found
titles that I really wanted to re-read and keep, I would very
willingly pay for them in print. You do not have to believe me, I've
done it before.
I recently paid 25 dollars for an
Image Comics Humble Bundle, most of whose benefits were destined to a
charitable cause. It seems a more than reasonable price for the
excellent selection included, and I willingly paid it even though I
already had available through other channels many of these titles
(some on print). Because of that purchase, three series that
otherwise I would not have known have a reserved place on my
bookshelf (I'll talk about them on a later post)
As it has been done in other
industries, let's make things clear: piracy does not generate losses.
Pirates do not pay for any content, and if it weren't available
illegally, they would't consume it. Pirates are not those of us who
enjoy our favorite art (be it comics, music, film, television or any
other content) so we want to enjoy as much of it as we we can - even
downloading it for free, the lack of a better way. Unlike the pirate,
the fan appreciates that downloaded content, just like a library user
appreciates the books that accesses for free. And it's just a matter
of time before it becomes a paying customer.
If you do not believe me, check
panelsyndicate.com where you can download the extraordinary series
The Private Eye by Brian K. Vaughan, Marcos Martin and Muntsa Vicente
for any price you want, even 0 euros, which goes entirely to the
authors. A business model that some have compared charity, but which
has proven to be perfectly feasible.
But who will pay for something you
can get for free?
Well I did. After reading the 10 issues of
the series, I went to the website and paid $ 20 for the same content
that had already downloaded for free.
Why did I do it?
Because it's that good, that's why.
And that, with high-quality,
accessible material, is how you fight piracy.
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