13 mar 2016

La canción del pirata / The Pirate Song

(Find English version below)

Leer cómics: ¿en papel o en digital? He aquí la cuestión.

Desde que me he pasado a leer cómics digitales en mi tableta, me preguntan con cierta frecuencia si no resulta una experiencia más fría que la de leer cómics en papel de toda la vida. Ya me lo preguntaban antes cuando me pasé a leer libros casi exclusivamente en mi Kindle. Pero se ha convertido en una pregunta mucho más relevante desde que hace varias semanas me deshice de casi toda mi ingente colección de cómics impresos, acumulada durante 25 años, hasta que decidí vender, regalar o donar el 90% de ese material, y quedarme con apenas una pequeña selección de ejemplares en grapa.


Los restos del naufragio

La reacción mayoritaria a mi decisión (además de la satisfacción de los agraciados a quienes tocó una parte del botín) fue de una cierta confusión: sobre todo ahora que estoy más comprometido que nunca con mi carrera de dibujante, ¿no debería tener especial interés en conservar mis viejos cómics, con los que se forjó mi pasión por el medio? Y mi sencilla respuesta causa normalmente más confusión: “es que los conservo, solo que en soporte electrónico”. Lo cual lleva a la objeción definitiva y sin posibilidad aparente de rebatir. “Ya, pero no es lo mismo”.

Y por eso me veo obligado a responder. Es cierto, no es lo mismo leer libros y cómics en digital que en papel. En mi caso, es mucho mejor.

Para empezar está el tema del espacio. Mi capacidad de almacenamiento es muy limitada desde que vivo en Barcelona, y después de 7 años manteniendo mis viejos cómics en depósito en casa de mi hermano en Mallorca, la posibilidad de traérmelos parecía remota.

Luego está el tema de la accesibilidad. El volumen de cómics y libros que puedo cargar en mi tablet o en mi kindle resulta impensable de llevar a cuestas si se tratara de volúmenes físicos. Y aunque solo se tratara de llevar encima mi lectura actual, la descarga de contenidos desde internet, en cualquier lugar donde disponga de conexión (que hoy en día es casi cualquier parte) lo hace un medio incluso más conveniente.

En definitiva, se trata de un medio tan práctico para leer cómics, que gracias a él he leído más cómics en los últimos seis meses que en los seis años anteriores. Y gracias al acceso a una mayor cantidad de contenidos del que habría tenido acceso en papel (sobre todo porque lo leo casi todo en inglés) he podido leer y descubrir cómics que de otra forma nunca habrían conocido.

Es cierto que a veces la pantalla resulta pequeña para apreciar ciertas páginas en su totalidad, que no es lo mismo deslizarse por una página que verla de golpe, que el tacto del papel tiene una magia especial para los lectores de mi generación, que un cómic digital es un regalo muy impersonal, o que mi librero favorito Jaume Albertí tendría que cerrar su negocio si todos sus clientes fuera como yo. Pero puedo vivir con esos inconvenientes a cambio de todas las ventajas (y por suerte para Jaume, la mayoría de aficionados siguen leyendo y comprando cómics impresos).

Y luego está, claro, el tema del precio. Poneos el parche y preparaos para izar la Jolly Roger, porque entramos en aguas de piratas.


No tengo ningún problema en reconocer que no he pagado por muchos de los cómics digitales que he leído últimamente. Igual que no tengo problema en reconocer que no he pagado por las series de televisión que estoy siguiendo. Y lo reconozco sin ningún remordimiento porque el servicio del que estoy disfrutando de forma (técnicamente) ilegal no está disponible de ninguna otra forma.

Todos los miércoles, día en el que se ponen a la venta los nuevos cómics, en particular de las tres grandes editoriales americanas (DC, Marvel, Image), puedo acceder desde una página única a la descarga de estos nuevos números apenas unas horas desde que se encuentran disponibles. Se trata de versiones digitales en alta calidad, libres de protección electrónica, de todas las editoriales americanas o que publican en inglés, y que puedo leer en mi dispositivo de lectura preferido (PC, web, tablet) con la aplicación que yo quiera y sin limitaciones. Y la cuenta de Twitter de la página en cuestión me mantiene informado de todos los nuevos contenidos, tanto novedades como recopilaciones de cómics más antiguos.

Y por supuesto, al imbatible precio de cero euros.

El debate sobre la piratería de contenidos digitales ya es viejo, y en otras industrias ya empieza a estar incluso superado. Las descargas piratas de cine, series, música o videojuegos supone todo un canal de distribución alternativo que supera con mucho al oficial. Por supuesto que todo el mundo prefiere tener el contenido gratis que pagar por él, y ¿por qué vas a pagar por algo que puedes tener gratis? No es como si lo estuvieras robando, después de todo. Al contrario que los soportes físicos, los soportes digitales pueden replicarse y transmitirse infinitamente, sin pérdida de calidad, y sin perjuicio para el original. Eso es copiar, y copiar no es robar, ¿verdad?

¿Y qué pasa con los autores? ¿Es que ellos no tienen derecho a que pague por leer el resultado de su trabajo? ¿Es que a mí me gustaría que me lo hicieran? Pregunta fácil para mí, por supuesto, ya que yo como autor tengo todo mi material disponible en versión digital de forma gratuita, y mi problema no es que la gente se descargue mis contenidos sin pagar por ellos, sino que no se los lean en absoluto.

Pero claro, yo no me dedico a esto profesionalmente. Si lo hiciera, tendría que hacer como el resto de autores y vender originales, dibujar encargos y trabajar en publicidad, diseño, formación u otras chapuzas con las que generar unos ingresos decentes al mes – a excepción de los Robert Kirkman que han tenido la fortuna de publicar una obra cuyos derechos han generado productos audiovisuales de enorme éxito, y con ello millones de dólares en royalties; y yo que me alegro por ellos, y espero algún emularlos, pero esto, claro está, no es la norma.

La realidad es que el mercado de contenidos digitales está en constante evolución, y muchas industrias han aceptado la pirateria como parte del sistema, y han buscado fórmulas para seguir financiándose: véase todo el product placement en las series de televisión que nos descargamos sin publicidad, el mercado de videojuegos “freemium” a los que podemos jugar gratis y que se financian con compras de recursos virtuales dentro del juego, servicios de suscripción como Spotify o Kindle Unlimited donde por una suscripción menusal puedes acceder a contenidos ilimitados.

En el caso de los cómics, existen plataformas y servicios de suscripción como Marvel Unlimited, Comixology o Scribd. Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes. Ninguno tiene todas las novedades a la vez que en papel, dependiendo del criterio de cada editorial (que aún tiene en las ventas directas su prioridad), o usan formatos propietarios, restringidos a su propia aplicación de lectura. Y en la mayoría de casos, el precio del cómic digital no es mucho más barato (¡o es exactamente el mismo!) que el de la edición impresa, algo que personalmente no me entra en la cabeza.

Supongo que las editoriales cuidan a sus clientes y distribuidores, y apostar por el mercado digital significaría apostar contra sí mismos. Supongo que mientras las cuentas cuadren, y las posibles pérdidas derivadas de la piratería se puedan cubrir con los beneficios del merchandising, películas y series de televisión, las cosas no van a cambiar mucho. La verdad, no conozco bien cómo funciona el mercado editorial, ni el resto de aficionados, pero sí que puedo dar aquí cuenta de mi experiencia.

Y mi experiencia es que desde que he descubierto la facilidad de leer cómics digitales descargados gratuitamente, gasto mucho más en cómics impresos de lo que había gastado en años. Las descargas ilegales me han permitido descubrir obras y autores de los que no habría sabido nada de otra manera, y poder leer una obra completa antes de pagar ciegamente por ella es la mejor forma de garantizar la mejor inversión de tu dinero. La mayoría de los cómics que leo, sinceramente, no volveré a leerlos nunca, y después de mi experiencia reciente de deshacerme sin remordimientos de cómics que compre y leí una sola vez en 25 años, la idea de volver a hacerlo resulta poco atractiva.

Si DC, Marvel, Image, Dark Horse, IDW, Boom, Dynamite, y otras editoriales de las que he leído material pirateado, y por el que no habría pagado de otra forma, pusieran sus contenidos en servicios de suscripción donde por un precio razonable (unos 15-25 dólares al mes) pudiera leer cualquier título de su catálogo, descargarlo en un formato abierto, leerlo en mi aplicación preferida, y tenerlo disponible el mismo día que la edición impresa, pagaría por él sin pensarlo dos veces. Igual que lo haría por un servicio que me permitiera ver todas las series de televisión que me descargo al día siguiente de su emisión americana (sin cargo de conciencia alguno ya que en casa pagamos por un servicio de televisión digital donde se emiten muchas de esas mismas series). Y cuando descubriera títulos que realmente deseara releer y conservar, pagaría de muy buen grado por tenerlos en edición impresa. No tienes que creerme, ya lo he hecho antes.

Recientemente pagué 25 dolares por un Humble Bundle de cómics Image, la mayor parte de cuyos beneficios se destinaban a una causa benéfica. Me parece un precio más que razonable por la excelente selección que incluía, y lo pagué de buen grado a pesar de ya disponer por otros canales muchos de esos títulos (algunos en papel). Por culpa de esa compra, tres series que de otra forma no habría conocido tienen un lugar reservado en mi estantería (hablaré de ellas más adelante).

Igual que se ha hecho en otras industrias, dejemos las cosas claras: la piratería no genera pérdidas. Los piratas no pagan por ningún contenido, y si no estuviera disponible ilegalmente, no lo consumirían. Los piratas no somos los que disfrutamos de nuestro arte favorito (y vale para los cómics como para la música, el cine, la televisión o cualquier otro contenido) tanto que queremos disfrutar de él todo lo que podamos – incluso descargándolo gratuitamente, a falta de otra fórmula. Al contrario que el pirata, el aficionado valora el contenido que descarga, igual que el usuario de una biblioteca valora los libros a los que accede gratuitamente. Y es solo una cuestión de tiempo que se convierta en un cliente de pago.

Si no me crees, visita panelsyndicate.com donde puedes descargar y la extraordinaria serie The Private Eye de Brian K. Vaughan, Marcos Martín y Muntsa Vicente por el precio que tú quieras, incluso 0 euros, que va íntegramente a los autores. Un modelo de negocio que algunos han calificado de caridad, pero que ha demostrado ser perfectamente viable.

Pero quién va a pagar por algo que puede tener gratis?

Pues yo mismo. Después de leer los 10 números de la serie, volví a la web y pagué 20 dólares por el mismo contenido que ya había descargado gratuitamente.

¿Por qué lo hice?

Porque es así de bueno, por eso.

Y así, con material de calidad y accesible, es como se combate la piratería.


Reading comics: print or digital? That's the question.

Since I've been reading digital comics on my tablet, quite often I get asked whether it does feel colder than the lifelong experience of reading comics on paper. They already asked me about it before, when I went to read books almost exclusively on my Kindle. But it has become a much more relevant question since a few weeks ago, when I got rid of most of my vast collection of print comics, accumulated over 25 years, until I decided to sell, give away or donate 90% of the material and keep just a small selection of comic books.


The remains of the disaster

The majority reaction to my decision (in addition to the satisfaction of the winners who got a part of the loot) was of confusion: especially now that I am more committed than ever to my career as a cartoonist, shouldn't I have special interest in keeping my old comics, which forget my passion for the medium in the first place? And my simple answer is usually cause of more confusion, "I actually keep them, only in digital form." Which leads to the final objection with no apparent chance of challenge. "Yeah, but it's not the same."

And so I am compelled to respond. It's true, is not the same reading books and comics in digital form than on paper. In my case, it's much better.

For starters there is the issue of space. My storage capacity is very limited since I live in Barcelona, and after 7 years keeping my old comics on deposit at my brother's house in Mallorca, the chances of bringing them over seemed pretty unlikely.

Then there is the issue of accessibility. The volume of comics and books that I can carry on my tablet or my kindle is unthinkable to carry around if it were physical volumes. And even if I were only to carry my current reading, downloading content from the internet, wherever connection is available (which today is almost anywhere) makes it an even more convenient way.

In short, it is a very practical way to read comics, thanks to which I've read more comics in the last six months than in the six years before. And since I have access to more content than I would have had on print (especially since I read almost everything in English) I have found and read comics that I would otherwise never have known.

It is true that sometimes the screen is too small to appreciate certain pages in full, that it's not the same to slide down a page as to see it all at once, that the feel of paper has a special magic to the readers of my generation, that digital comics make a very impersonal gift, or that my favorite bookseller Jaume Albertí would have to shut down his business if all customers were like me. But I can live with these problems in exchange for all the advantages (and luckily for Jaume, most fans still buy and read print comics).

And then there is, of course, the price tag. Put on the patch and get ready to hoist the Jolly Roger, because we're setting sail for pirate seas.


I have no problem to admit that I have not paid for many of the digital comics I've read lately. As I have no problem to admit that I have not paid for the TV shows I'm following. And I admit without any remorse because the service I'm enjoying so (technically) illegally is not available in any other way.

Every Wednesday, when new comics are put on sale, particularly from the major American publishers (DC, Marvel, Image), I can access a single page to download these new issues just a few hours after they are made available. These are digital versions with high quality, free of any electronic protection, from all American publishers, or who publish in English, and I can read them in my favorite reading device (PC, web, tablet) with whatever application I want without limitations. And the Twitter account of the page in question keeps me informed of all new content, both new issues and compilations of older comics.

And of course, at the unbeatable price of zero euros.

The debate on piracy of digital content is old, and in other industries is beginning to be even surpassed. Pirated downloads of movies, series, music or video games is a whole alternative distribution channel that reaches far beyond the official. Of course everyone would rather have the free content than pay for it, and why would you pay for something you can get for free? It's not like you were stealing, after all. Unlike physical, digital media can be replicated and transmitted infinitely without loss of quality, and without prejudice to the original. That's copying, and copying is not theft, right?

And what about the authors? Arent't they entitled to get paid for my reading the result of their work? Would I like it if they did it to me? Easy for me to answer, of course, since as an author I have all my material available in digital version for free, and my problem is not that people download my content without paying for them, but that they don't read it at all.

But of course, I'm not working on this professionally. If I did, I would have to do like the rest of authors, and sell originals, draw commissions and work in advertising, graphic design, teaching or other jobs to generate a decent monthly income - with the exception of the Robert Kirkmans who have had the fortune of publishing a book whose rights have generated hugely successful audiovisual products, and thus millions of dollars in royalties; And I'm happy for them, and I hope to emulate them some time, but this, of course, is not the norm.

The reality is that the digital content market is constantly evolving, and many industries have accepted piracy as part of the system, and have sought ways to continue financing themselves: check all the product placement in TV shows we download without advertising, the video game "freemium" marketplace where you can play for free and optionally purchase virtual resources within the game, or subscription services such as Spotify or Kindle unlimited where a monthly subscription fee grants you access to (almost) unlimited content.

In the case of comic books, there are platforms and subscription services such as Marvel Unlimited, Comixology or Scribd. Each has its advantages and disadvantages. None has all new issues available the same day as on print, depending on the criteria of each publisher (which still have direct sales as their priority), or they use proprietary formats, or they are restricted to their own reading application. And in most cases, the price tag of digital comics is not much cheaper (or it's exactly the same!) than the print edition, something I personally can not my head around.

I guess publishers care for their customers and distributors, and betting on the digital market would mean betting against themselves. I suppose that as long as the numbers add up, and possible losses from piracy can be covered with the benefits of merchandising, films and TV shows, things will not change much. I really don't know well how the publishing market works, or what other fans think, but I can give an account of my experience here.

And my experience is, since I have discovered how easy it is reading digital comics downloaded for free, I've spent much more in print comics in months than I had spent in years. Illegal downloads have allowed me to discover works and authors that I wouldn't have heard of otherwise, and reading a complete book before paying for it blindly is the best way to ensure the best investment of your money. Most comics that I read, honestly, I will never read again, and after my recent experience of getting rid without remorse of comics I bought and read once in 25 years, the idea of doing it again is not appealing.

If DC, Marvel, Image, Dark Horse, IDW, Boom, Dynamite, and other publishers whose material I've read illegally, for which I wouldn't have paid otherwise, put their content on subscription services where for a reasonable monthly price ($15-25 per month) I could read any title in their catalog, download it in an open format, read it in my preferred application, and have it available the same day as the print edition, I'd pay for it without thinking it twice. Just as you would for a service that would allow me to see all the TV shows I download the day after its American release (without any remorse since I pay at home for a digital TV service where I could watch many of the same shows). And when I found titles that I really wanted to re-read and keep, I would very willingly pay for them in print. You do not have to believe me, I've done it before.

I recently paid 25 dollars for an Image Comics Humble Bundle, most of whose benefits were destined to a charitable cause. It seems a more than reasonable price for the excellent selection included, and I willingly paid it even though I already had available through other channels many of these titles (some on print). Because of that purchase, three series that otherwise I would not have known have a reserved place on my bookshelf (I'll talk about them on a later post)

As it has been done in other industries, let's make things clear: piracy does not generate losses. Pirates do not pay for any content, and if it weren't available illegally, they would't consume it. Pirates are not those of us who enjoy our favorite art (be it comics, music, film, television or any other content) so we want to enjoy as much of it as we we can - even downloading it for free, the lack of a better way. Unlike the pirate, the fan appreciates that downloaded content, just like a library user appreciates the books that accesses for free. And it's just a matter of time before it becomes a paying customer.

If you do not believe me, check panelsyndicate.com where you can download the extraordinary series The Private Eye by Brian K. Vaughan, Marcos Martin and Muntsa Vicente for any price you want, even 0 euros, which goes entirely to the authors. A business model that some have compared charity, but which has proven to be perfectly feasible.

But who will pay for something you can get for free?

Well I did. After reading the 10 issues of the series, I went to the website and paid $ 20 for the same content that had already downloaded for free.

Why did I do it?

Because it's that good, that's why.

And that, with high-quality, accessible material, is how you fight piracy.

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